lunes, 6 de diciembre de 2010

Los dioses nos visitan

Un año más se ha presentado el almanaque más mediático, el calendario Pirelli. En esta ocasión, la tarea de ilustrar el transcurrir de los meses durante el 2011 ha recaído en manos Karl Lagerfeld. El director creativo de Chanel, sobradamente acostumbrado a este tipo de trabajos, ha contado para la ocasión con la colaboración de las tops del momento Freja Beha Erichsen, Isabeli Fontana, Lara Stone y Daria Werbowy. Por primera vez se ha contado en el calendario con una presencia masculina encarnada por el modelo Baptiste Giabiconi. Y la guinda del pastel la aporta la participación de la actriz norteamericana Julianne Moore.




Calendario Pirelli 2011
Como para no morder de la mano de quien le da de comer, el diseñador alemán ha recurrido a un referente clásico muy común en el academicismo francés, especialmente durante el periodo barroco. Los protagonistas del almanaque posan desnudos únicamente ataviados con los atributos representativos de las divinidades griegas. En este sentido, Julianne Moore posa como Hera, esposa de Zeus y madre de todos los dioses. El resto de modelos lucen sus cuerpos esculturales complementados con estratégicas piezas de atrezzo que les aportan una identidad divina.
Ya en la época clásica, a partir de Augusto, los emperadores romanos se hacían retratar con los atributos de las deidades que les aportaban una cualidad de divinidad. De esta forma, la iconografía imperial propiciaba el culto al gobernante asegurándose la sumisión de los habitantes. Siguiendo la estela clásica, serán muchos monarcas los que harán uso de símbolos divinos en su representación. Pero sin lugar a dudas, el máximo exponente lo encontramos en el reinado de Luis XIV, quien se hacía denominar  “el Rey Sol”. El monarca francés convirtió su palacio de Versalles en un teatro viviente dedicado a la exaltación de su propia figura. En innumerables ocasiones, se hará retratar bajo la apariencia de Apolo, el dios del Sol e hijo de Júpiter. Del mismo modo, la familia real asumirá diferentes atributos que la emparentarán a la mitología clásica tal y como podemos apreciar en el retrato de la familia real de Jean Nocret.
De esta forma, a partir de esta época proliferarán este tipo de retratos. Siguiendo la moda, muchas damas de la Corte encargarán retratos donde eran representadas con la apariencia de una diosa. Esta era una forma de justificar un gesto de completa vanidad. Uno de los ejemplos más claros lo encontramos en la figura de Paulina Bonaparte, la díscola hermana de Napoleón y una de las mujeres más bellas de su tiempo. Muy bien casada con el príncipe Camillo Borghese y seguramente sumida en el delirio imperial que propició la coronación de su hermano en 1802, Paulina se hizo esculpir por Antonio Canova con la apariencia de una Venus Victoriosa. La escultura, obra cumbre del neoclasicismo, tomó como referencia la estructura del famoso retrato que David hizo en su día a Madame Récamier. Pero en este caso, la princesa Borghese se mostraba desnuda a torso descubierto sustentando delicadamente una manzana dorada, que era el símbolo de Venus y origen de las guerras troyanas. El retrato causó conmoción en aquellos que reconocían al regio personaje enfundado en la desnudez de la escultura. Pero poco tiempo antes, el mismísimo emperador había encargado a Canova una escultura similar donde fue representado con los atributos de Marte, dios de la guerra.
Sea como fuere, la vanidad en el hombre es un atributo inherente y de esta manera debemos entenderlo. Aun así, para el más común de los mortales, siempre será de agradecer recibir la visita de semejantes diosas y dioses del Olimpo. Aunque sea a modo de almanaque.

Emperador Augusto de Prima Porta. Año 20 d.C. aprox.

Diana de Poitiers como Diana cazadora.

Jean Nocret. La familia de Luis XIV. 1670.

Jean-Marc Nattier. La princesa Maria Adelaida de Saboya como Diana. 1745

Antonio Canova. Napoleón Bonaparte como Marte Pacificador. 1803-06.

Antonio Canova. Paulina Borghese como Venus Victoriosa. 1805-08.

Pierre et Gilles. Ganímedes


Richard Avedon. Sylvester Stallone y Claudia Schiffer como Adán y Eva. 1998.

2 comentarios:

  1. Me encanta, a paser de contar con su chapero cara-mierda y que al lado de la campaña de Avedon para Versace palidece. Pero me gusta.

    Pd. Muchas gracias por lo de Custo, me he dado caña y a ver si me da tiempo a que llegue a Barcelona (lo dudo, pero bueno, gracias de todos modos)

    ResponderEliminar
  2. De nada hombre! A ver si un día me enseñas lo que has presentado... Un saludo!

    ResponderEliminar