En estos días previos a la entrega de los Oscar no puedo evitar recordar una anécdota que me contó mi amigo Guillermo Balmori, posiblemente una de las personas que más sabe sobre le época dorada de Hollywood, reflejada en su libro sobre la famosa estatuilla.
Corría el año 1963, Bette Davis y Joan Crawford habían protagonizado ¿Qué fue de Baby Jane?, una de las producciones que más ríos de tinta habrá generado debido a la conocida animadversión que se profesaban ambas estrellas. Las anécdotas de rodaje fueron muchas ya que las dos actrices hicieron lo posible e imposible por amargarse la existencia. El destino, que es caprichoso y cruel, hizo que aquél año resultara únicamente Bette Davis nominada en la categoría a mejor actriz, dejando totalmente fuera de juego la interpretación de su compañera. Mas allá de resignarse, Joan Crawford todavía estaba dispuesta a quemar un último cartucho. La actriz se puso en contacto con el organizador de la gala ofreciéndose para presentar cualquier premio que consideraran conveniente. Por otro lado movió todos los hilos posibles para contactar con el resto de las nominadas ofreciéndose para recoger su premio en el caso que no pudieran acudir a la entrega de premios. Aquél año Bette Davis se presentaba como clara favorita para ganar el premio, pero contra todo pronóstico, el nombre que apareció en la papeleta no fue el suyo, sino el de Anne Bancroft por su interpretación en El milagro de Ana Sullivan. Casualmente Anne Bancroft no había podido acudir aquella noche a la gala, pues tenía una representación en Broadway. Cuenta la leyenda que una Bette Davis paralizada sintió sobre su hombro la mano helada de Joan Crawford que le espetó un “Disculpa, querida. Tengo que recoger un premio.”
De esta forma, Joan Crawford consiguió robarle todo el protagonismo a su histórica rival. Pues independientemente que ella hubiera sido nominada, aquella noche terminó subiendo al escenario en dos ocasiones, para entregar el premio a David Lean por Lawrence de Arabia, y lo más importante, para recibir el de mejor actriz.
Genial anécdota. ¡Pobre Bette! La Crawford era una gran actriz, y al principio de su carrera incluso muy atractiva, pero con los años se le fue avinagrando la cara.
ResponderEliminarConocía la anécdota, pero me ha encantado recordarla... que grandes ambas dos, pero que grandes!!!
ResponderEliminarUna autentica Lucha de Titanes (aunque no tiene nada que ver, por pensamientos encadenados, me viene a la memoria la película "La muerte le sienta bien", donde se lleva al absurdo la rivalidad entre 2 actrices).
ResponderEliminarEsa rivalidad es la que las hacia sublimes en escena.
ResponderEliminarGracias por tener este blog.
Isabel.
They're incredible. They really don't have these types of Hollywood Stars anymore unfortunately. Most celebrities these days seem quite tacky in comparison.
ResponderEliminarSoy muy fan de las historias de estas dos hijas de Lilith durante el rodaje de Baby Jane, seguramente el 90% sean leyendas urbanas, pero no por ello dejan de ser maravillosas. Ricardín, dime en concreto que foto es la de Avedon, que no la ubico por tu descripción y así poder quitarla. Gracias!
ResponderEliminarSoy Abraham, que no se porqué cojones no me deja escribir con mi ideantidad.
Ei guapo, muy buena la anecdota, Joan Crawford debió de gozarlo...jajajaja (sin tener nada en contra de la Davis) pero es que le salió redondo!!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Abraham, son tantas las historias que se cuentan de estas dos que es casi imposible que todas sean ciertas.Pero qué mas da, son estupendas. En estas ceremonias tan plastas de hoy día ni siquiera hay lugar para el cotilleo.
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