domingo, 1 de julio de 2012

Algo para recordar

Norah Ephron (Nueva York, 1941-2012)

Hace unos meses, leía un artículo titulado "Las comedias románticas perjudican seriamente la salud" que trataba sobre una blogger estadounidense que hacía una tesis sobre los efectos irreversibles que podían generar en el público las comedias románticas contemporáneas que protagonizan Jennifer Aniston, Reese Witherspoon o Sandra Bullock entre otras. Según la autora, en los últimos años, este género, ya de por sí plagado de estereotipos, acusaba de una radicalización de valores reaccionarios construyendo, en definitiva, un mensaje de lo más machista. Chloe Angyal concluye que, para el público, mayoritariamente femenino, este género cinematográfico "moldea las ideas y expectativas de lo más importante en su vida: amor, trabajo, amistad, sexo y género. Y algunas de estas ideas son preocupantemente sexistas y regresivas".
Para mi satisfacción , la autora salvaba de la quema a la realizadora y guionista Norah Ephron porque aun siendo inevitable considerar su cinematografía precursora de las comedias románticas que inundan las carteleras, sus películas siempre fueron más allá. En su opinión, cada film de esta realizadora destacaba en su momento por ofrecer una visión progresista sobre las relaciones y es por eso que hoy en día continúan recordándose. Y esto es algo que no les ocurre a las comedias actuales a raíz de su superficialidad.
Utilizo el pasado porque tristemente esta semana fallecía Norah Ephron. Y no puedo dejar pasar esta oportunidad para reconocer mi admiración por esta directora norteamericana que tan buenos momentos me ha hecho pasar con sus películas. Tachada injustamente cursi, considero que su reconocimiento está todavía por llegar. Yo tengo una especial afición por lo que llamaría su "trilogía Meg Ryan", todo un homenaje a la comedia de oro americana (Leo McCarey siempre presente), a la isla de Manhattan, y a las preocupaciones comunes de tantas almas solitarias que habitamos las grandes ciudades. La química entre los actores, los diálogos inteligentes y la bella postal que forma la ciudad de los rascacielos hacen que sea una auténtica delicia disfrutar una y otra vez de sus películas. Y aún sabiendo que puedo resultar muy ñoño, gracias a estas, de vez en cuando sigo ilusionándome con la idea de encontrar a mi media naranja en la librería de la esquina.

Cuando Harry encontró a Sally... (When Harry Met Sally..., 1989)

Algo para recordar (Sleepless in Seattle, 1993)

Tienes un e-mail (You've Got Mail, 1998)

3 comentarios:

  1. Yo no me considero ni un amante ni un detractor de la comedia romantica, he visto unas cuantas y con algunas me he reido y otras me han parecido infumables, pero en cualquier caso, no me parece que perjudique para nada a las mujeres, creo que las películas románticas en general, atribuyen un rol a los protagonistas que no es normal y si encima son comedias, más aún, pero creo que esto pasa en todas las comedias donde se lleva al absurdo a sus protagonistas y no por ello perjudica irreversiblemente al colectivo.
    Sinceramente, creo que si se considerase así, se acabarían las comedias. Lo importante son los guiones y la química de los protagonistas y otra cosa, no se se refiere unicamente a las comedias actuales, salvando las distancias, me encantaban las de Rock Hudson y Doris Day y las considero bastante mas machistas.
    s2!!

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  2. has conseguido crear una pagina de belleza, elegancia, cultura....... enhorabuena Ricard

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