Observo el último reportaje de la edición americana de VOGUE con una Michelle Williams caracterizada como Marilyn Monroe a raíz de su intervención en la recién estrenada My week with Marilyn y me doy cuenta que justo en aquél estilismo menos glamouroso, es cuando el acercamiento al mito se ha hecho más evidente. No es la primera vez, ni será la última, que alguien intenta recrear este icono universal. Semejante osadía suele terminar con más pena que gloria. Y sin embargo, en muy contadas ocasiones, cierta transmutación se produce durante una centésima de segundo.
Y yo, que soy muy creyente, suelo pensar que por encima de las cualidades miméticas de la actriz de turno, es Marilyn (o Norma Jean) la que decide por unos segundos introducirse en la piel de la susodicha como para decirnos al resto de los mortales "Todavía sigo aquí".
A continuación alguno de los intentos más o menos gloriosos.
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