Paseaba yo por la sección de muñecas de Hamleys en Londres cuando se materializó una risueña Farrah Fawcett
reencarnada en el cuerpecito de 29 centímetros de la Barbie. La muñeca lo tenía
todo. Su bañador rojo, el bronceado, incluso el famoso crepado ochentero de la
prota más popular de Los ángeles de
Charlie. Como a la Alicia de Carroll, aquella pirámide de cajas de muñecas
parecía estar gritando ¡cómprame! Por fortuna uno empieza ya a dominar sus
instintos caprichosos. Así que logré virar de rumbo sin mayor sacrificio.
Recordando tiempos de infancia, confieso que en mi corazón se
producía un vuelco cada vez que mi vecina Elisabet me invitaba a subir a
jugar a su casa. Para la gente de nuestra generación, la llegada de Barbie (Superstar) supuso
un auténtico acontecimiento. Aquella España de las muñecas de Famosa que se
dirigían al Portal, recibió como un halo de aire fresco la llegada de Barbie.
La muñeca norteamericana era el máximo exponente de la vie en rose, dormía bajo dosel y se empolvaba frente a un
tocador de bombillas.
Más tarde los creativos de Mattel dieron una vuelta de
tuerca y comenzaron a introducir a las celebrities
dentro del particular universo de Barbie. Y tal como ha ido todo
transcurriendo, pareciera que quien no hubiera sido inmortalizado en una Barbie
no fuera nadie. ¡Incluso la prescindible Rosie O’Donell tuvo la suya propia!
Este año, Farrah Fawcett no ha sido la única. También han sido plastificados
Grace Kelly, Rock Hudson y Doris Day, convirtiéndose estos muñequitos en flamantes
objetos de culto para el coleccionista mitómano.
Resulta paradójico que en los tiempos que corren esta muñeca
siembre más emoción en el público adulto que en sus propios hijos. Porque
lamentablemente, desde hace un tiempo la muñeca más glamourosa se ha visto
desbancada por vulgares muñecas
cabezonas, con nombre de spray insecticida y maneras de Lolitas…
Me encantaría ver esa muñeca en persona, excelente recopilación de imágenes de Barbies de famosos, muchas no las había visto
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