Charles Frederick Worth (1825-1895), ha sido considerado como el padre de la alta costura, tal y como la conocemos hoy en día, al ser el primero en firmar con su nombre cada uno de sus diseños y crear una colección anual como estrategia de promoción. Con él comienza a valorase la figura del "modisto" como individuo creador.
Su irrupción en el mundo de la moda también marcó un precedente en la forma de mostrar sus creaciones. En 1858 fundará en París junto a su socio el establecimiento Worth and Bobergh, que pronto se convertirá en un centro de peregrinación de todo el Gotha europeo que acudirá al atelier del modisto a encargar sus diseños temporada tras temporada. A excepción de la emperatriz Eugenia y la princesa Paulina de Metterlich, introductoras de Worth en la corte, serán las damas quien deberán desplazarse al establecimiento de moda rompiendo con la costumbre anterior en la que eran las modistas quienes visitaban el domicilio de sus clientas.
El establecimiento Worth and Bobergh, y posteriormente la Maison Worth, se caracterizaban por la exquicitez de su decoración. Atravesando diversos saloncitos profusamente decorados, la clienta de Worth era introducida en el salón lumière. En esta estancia, totalmente estanca, varios maniquíes a tamaño real lucían los últimos diseños del modisto iluminados con la luz tenue de las lamparillas de gas. De esta forma, la clienta podía hacerse a la idea de cómo lucirían las sedas, tules y encajes bajo la iluminación característica en los salones cortesanos del Segundo Imperio.
De este modo, recreando un entorno y provocando espectativa, Worth a su manera también se convertía en un precursor de lo que hoy denominamos visual merchandising.
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