Siendo el rostro el espejo del alma, los ojos son sin lugar a dudas, su ventana exterior. Y yo, que tengo una especial predilección por los actores de una cierta mirada, me atrevería a afirmar que Michael Fassbender ya ha entrado a formar parte de esa estirpe de hombres, aún habiendo visto únicamente uno de sus trabajos.
La mirada de este actor irlandés, nacido en Alemania, es de una profundidad desbordante. Con apenas 34 años, sus ojos transmiten una serenidad más propia en un hombre de edad. Es justamente este aire nostálgico el que lo convierte en el candidato ideal para encarnar personajes atormentados y de perfil cuasi épico. Aunque apenas ahora los medios comienzan a tenerlo en cuenta, confío que en un futuro pueda convertirse en un actor de referencia.
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